Alimente su espÃritu
Dios nos da su gracia por medio de los sacramentos. Para el cristiano, junto con la oración, son nuestro alimento. Cuanto más te acerques a ellos más robustecido y sano estarás para afrontar las dificultades de la Misión.
A través de la eucaristÃa, Jesús nos alimenta con su propio Cuerpo proporcionándonos la gracia que va transformando nuestras vidas en la suya. Además, en cada eucaristÃa recibimos otro alimento: el Pan del la Palabra. Es bueno que aprendas a vivir muy bien la eucaristÃa y lo que en ella sucede.
Con el sacramento de la Reconciliación Dios nos abraza con su Misericordia y su perdón. Confesarse con cierta frecuencia ayuda a tener una buena salud espiritual.
¿ANDAS DESPISTADO CON ÉL?
Un lugar donde te ayudamos a hablar con Él.
Alguna vez nos pasa, no tenemos palabras, estamos sedientos pero no sabes que contarle, como empezar...
¡No pasa nada! ¡No tengas miedo! Pide el EspÃritu Santo, lo primero, "Quien pide recibe" (Mt 7,7).
UN LUGAR PARA EL DESCANSO
Te espera para que descanses en Él
Uno necesita descansar de los agobios de la vida. Por eso la Iglesia ha visto como algo muy bueno reservar a Jesús eucaristÃa en el Sagrario para que puedas estar junto a Él más rato. Búscale en alguna capilla o Iglesia e intenta descansar en Él. Háblale de corazón a Corazón y escucha su voz. Intenta buscar un rato de oración al dÃa y de vez en cuando contemplarle con tus ojos en un rato más prolongado de adoración.
Y si no tienes una capilla a mano no te preocupes. Él te ha dado el EspÃritu Santo el dÃa de tu bautismo: puedes hablar con Jesús estés donde estés. ¡Es un móvil con cobertura 100x100!
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VIVE LA AVENTURA
Vive según la caridad
El dÃa de tu Bautismo recibiste el EspÃritu de Dios, la Caridad misma. Esto es como llevar un GPS que te guÃa continuamente sugiriéndote que es lo que debes hacer en cada momento para ser feliz.
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Y te abre al que tienes delante. Vivir según el EspÃritu te lleva a la caridad, a mirar al otro, a preguntarte por lo que necesita, a amar al prójimo y a darte.
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Hay muchas formas de entregarse, pero lo primero es a tu prójimo, y, ¿quién es mi prójimo? Los que tienes más cerca: tu familia, tus compañeros y amigos de clase,...
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Luego, uno puede entregarse también regalando parte de su tiempo en cualquier voluntariado para ayudar a los más necesitados.
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