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El Árbol de Navidad

Actualizado: 17 dic 2019

Estamos acostumbrados a colocar durante el Adviento un árbol adornado que está unido a la Navidad. Encontramos este signo en las calles, en las iglesias, tiendas o lugares sin referencia cristiana, forma parte de la cultura… De hecho podemos pensar que no es un signo cristiano, o que los cristianos se lo han inventado. Este es uno de los signos populares tan antiguo y tan cristiano como es el árbol de navidad. En este artículo te doy argumentos bíblicos, teológicos e históricos.


Su objeto siempre ha sido recordar que Cristo, nacido por nosotros en Belén de Judá, es el verdadero Árbol de la vida (Ap 2,7; 22,2), el Árbol del que fue separado Adán por su pecado (Gn 2,9; 3,22).


Un poco de la historia de los signos entorno al Árbol…


San Bonifacio, el gran misionero de Alemania, evangelizador del Norte de Europa. Este santo se atrevió a talar en el año 724 un roble de Geismar, lugar de culto druida, donde se habían practicado sacrificios humanos para que la sangre renovase la vida del bosque. Cortando este árbol dedicado al dios Thor, el santo obispo construyó con la madera del árbol talado una capilla a San Pedro y que en su lugar plantó un abeto en honor de Jesucristo.

San Bonifacio hizo una catequesis:


· Hay un árbol que en comparación con los otros permanece verde, aparece como signo de Cristo, el Viviente (Ap 1,18).

· La vida en invierno parece que se apaga… En cambio para el cristiano la sangre que da la vida se derrama en el sacrificio de Cristo, una vez para siempre. (Hb 10, 8.12).

· En ese árbol lleno de luz se reconoce a Aquél que es luz del mundo. (Jn 8,12); el que con su nacimiento nos conduce a Dios que habita en una luz inaccesible (1 Tm 8,16).


Más tarde en los atrios de las iglesias se escenificaba la historia de la creación, Adán y Eva la caída por el pecado y la expulsión del paraíso, siempre terminando con la promesa de que enviaría un Salvador y su Encarnación (Gn 2,15). Estas escenificaciones se realizaban en torno a un árbol decorado con manzanas (aquellas nos recuerdan el primer pecado).

Esos personajes que formaban parte de las escenas empezaron a hacerse figuritas para el árbol, ángeles, serpiente o el dragón, la estrella, Adán y Eva..).


Las luces era una costumbre escandinava y germánica en el solsticio de invierno, cuando los días comienzan a crecer. Las luces expresaban su deseo de la victoria de la luz del sol. Del mismo modo los cristianos confesaban al Dios que brilla sobre la tiniebla (Is 9,1; 42,16; Jn 6,16; Ap 21,23-22,4) Por ello también se encendían velas hasta la Noche santa del nacimiento de Cristo, la luz verdadera (Jn 1,9). Los creyentes, vigilantes con las lámparas encendidas (Lc 12,35) reciben a Cristo que llega en Navidad como luz que brilla en las tinieblas (Jn 1,5) y Sol que nace de lo alto (Lc 1,79).


En 1800 la reina Charlotte esposa de Jorge II colocó un pino navideño junto con las luces y las manzanas y con las figuras de María, José, el buey y la mula; y en la cúspide la imagen del Niño Jesús.


El gran Charles Dickens prologa Cuentos de Navidad con un ensayo sobre el árbol que ya había reconocido como algo alemán.


En España el árbol navideño fue traído a España en el año 1870 por la princesa Sofía Troubetzkoy, esposa del duque de Sesto en la calle de Alcalá, donde actualmente se encuentra el Banco de España.


El Árbol de Navidad nos recuerda dos árboles: el árbol de la vida, el árbol del Paraíso donde Dios coloca al hombre, y el árbol de la Cruz, según san Pablo es la sabiduría de Dios crucificado en el árbol de la Cruz (1 Cor 1,23). El árbol origen de la culpa que trajo la sombra al mundo y las tinieblas se ha convertido por la muerte de Cristo en fuente de luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jn 1,9). El árbol de la Cruz es símbolo pascual que nos trae a la memoria la gloriosa victoria: “Venció el león de la tribu de Judá” (Ap 5,5)


El Árbol de Navidad es un signo cristiano a redescubrir, los signos hablan mucho más que las palabras, no los olvidemos, recuperemos el sentido para también mostrar al mundo que es posible una Navidad distinta.


Bendición del Árbol de Navidad.


Todos los presentes, santiguándose, dicen: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


El que preside dice: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha llenado con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos, en Cristo.

Todos responden: Bendito sea el Señor por los siglos.


Se puede explicar el sentido de la bendición y el significado de la bendición. Uno de los presentes lee el siguiente texto de la Sagrada Escritura:


Escuchemos con atención la lectura del profeta Isaías:

«Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estrado».


Luego el que preside la oración, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Oremos.


Bendito seas, Señor y Padre nuestro,

que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento de Jesucristo. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces vivir también a la luz de los ejemplos de la vida santa de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia. Gloria a él por los siglos de los siglos.

Todos responden: Amén.


Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Al final, todos pueden cantar un canto de Adviento o un villancico preparando la Navidad.

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