Oraciones
113. - Oremos.
Oh Dios omnipotente y eterno,
que por tu Hijo Unigénito nos prometiste el Espíritu Santo,
te rogamos humildemente por estos catecúmenos,
que se ofrecen a ti: aparta de ellos todo espíritu maligno
y toda acción errónea y pecaminosa,
para que merezcan ser templos del Espíritu Santo.
Confirma nuestras palabras,
llenas de fe, y haz que no sean vanas,
sino llenas del poder y de la gracia
con que tu Unigénito libró al mundo del mal.
Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.
114. Oremos.
Señor, Dios nuestro,
por quien se nos descubre la vida verdadera,
se anula la corrupción, se fortalece la fe,
se despierta la esperanza y se inculca la caridad,
te rogamos en el nombre de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
y por la virtud del Espíritu Santo,
que alejes de estos siervos tuyos la incredulidad y la duda,
(el culto de los ídolos y la magia, los encantamientos y el espiritismo),
el ansia de dinero y los halagos de las pasiones,
las enemistades y las discordias y cualquier forma de maldad.
Y puesto que les has llamado para que sean santos
y sin pecado en tu presencia,
infunde en ellos el espíritu de fe y de piedad,
de paciencia y de esperanza,
de moderación y de pureza,
de caridad y de paz. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.
115. Oremos.
Señor, Dios Todopoderoso,
que creaste el hombre a tu imagen y semejanza
en la santidad y en la justicia,
y, que sin abandonar al pecador,
sabiamente preparaste su salvación por la encarnación de tu Hijo,
salva a estos siervos tuyos
y líbralos con tu poder de todos los males
y de la esclavitud del enemigo;
arranca de ellos el espíritu de la mentira,
de la codicia y de la maldad.
Recíbelos en tu reino,
ábreles los ojos a tu Evangelio,
para que, como hijos de la luz,
sean miembros de tu santa Iglesia,
den testimonio de la verdad y practique,
según tus mandamientos,
las obras de misericordia.
Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.
116. Oremos.
Señor Jesucristo,
que en el sermón de la Montaña
quisiste apartar del pecado a tus discípulos
y revelar las bienaventuranzas del reino de los cielos,
haz que estos siervos tuyos,
que oyen la palabra del Evangelio,
se conserven inmunes del espíritu de codicia y avaricia,
de sensualidad y de soberbia.
Como fieles discípulos tuyos,
se consideren dichosos,
cuando sean pobres y hambrientos,
misericordiosos y limpios de corazón;
trabajen por la paz
y soporten con alegría las persecuciones,
para que se hagan partícipes de tu reino,
y así consigan la misericordia prometida,
y experimenten el gozo de ver a Dios en los cielos,
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Todos: Amén.
117. Oremos.
Dios Padre, creador y salvador de todos los hombres
que has llamado a estos catecúmenos
a quienes creaste por amor y acogiste con misericordia;
tú que sondeas sus corazones,
míralos hoy en espera de tu Hijo;
consérvalos con tu providencia
y realiza en ellos tu amoroso designio de salvación;
para que, unidos firmemente a Cristo,
sean contados entre sus discípulos aquí en la tierra
y puedan alegrarse de ser reconocidos por Él en el cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.
118. Oremos.
Oh Dios que escrutas las intenciones y recompensas las obras,
mira benigno los trabajos
y el aprovechamiento de tus siervos.
Asegura sus pasos, auméntales la fe,
acepta su penitencia, y,
descubriendo abiertamente tu justicia y tu bondad,
concédeles que merezcan participar
de tus sacramentos en la tierra,
y gozar de tu compañía eterna en el cielo.
Por Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.
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