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  • Foto del escritorUniversitarios Catolicos UAM

Lourdes, de la UAM a Iesu Communio

Me llamo Lourdes Salgado, tengo 20 años y el día 2 de octubre, comencé en el convento de las hermanas de Iesu Communio.


Soy la sexta de siete hermanos, y recibí la fe desde muy pequeña. Aunque mis padres me han

transmitido siempre la fe, hace tiempo entendí que llega un momento en la vida de todo cristiano en que tienes que hacer la fe tuya. Jesús nos llama a cada uno en particular.


Jesús me regaló la vocación religiosa desde pequeña, pero Él ha ido modelando mi corazón durante años. No siempre he sabido poner palabras a lo que estaba sucediendo en mí, no hasta que conocí la casa donde entraré. Cuando vi a las hermanas, reconocí en ellas un Amor que encontraba reflejo en mi corazón.


Cuando pasó esto yo tenía 10 años. Vas creciendo y hay situaciones en la vida que te hacen dudar del amor, de poder ser verdaderamente feliz… Durante mis 13-14 años me alejé de la Iglesia y todo lo que tuviera que ver con ella, hundiéndome en las cosas del mundo que aparentemente “me hacían feliz”, pero que poco a poco estaban acabando conmigo…


A mis 15 años, mi madre me sacó de todo el ambiente en el que estaba y me metió en un colegio cristiano, que lo llevaban religiosas.


Cuando, en este colegio, mi vida cambió para siempre, por fin decidí que nunca más quería una vida lejos de Jesús. ¡Cuánto tiempo me había esperado! ¡De cuántos males me había sacado! Y me ofrecía una vida de verdad junto a Él…


Estudié en este colegio durante 5 años. Después, saldría de nuevo a la universidad…Reconozco que al principio la universidad me daba miedo, temía volver a vivir lo que viví en el instituto. Sin embargo, Jesús me esperaba también allí. He estudiado un año en la universidad autónoma de Madrid la carrera de ciencias y lenguas de la antigüedad. Dios sabe el por qué de todo, nada se le escapa. Para mí ha sido un año importante en mi vida y para mi vocación. He conocido personas que necesitan a Jesús, aunque aún no lo saben. Por ellas, precisamente quiero dar mi vida, para que conozcan que existe otra forma de vivir. También he experimentado este año que Jesús no me dejó caer. Todos los días visitaba a Jesús Eucaristía en la capilla del campus, esto era vital para mí cada día. Iba a Misa todas las mañanas antes de empezar el día y cuando sentía flaquear, el capellán estaba ahí para confesarme.


Qúe feliz me hacía tener un sagrario cerca todos los días. No es ninguna tontería, allí me esperaba cada día Jesús, solo por esto merece la pena.


Puede pasar y a mí me pasó, mi primer día de universidad pensé que era la única cristiana en todo mi campus…¡ qué creída soy! No es así, siempre hay alguien como tú, solo tienes que ponerte manos a la obra.


Gracias a los que no se rinden, a los que se entregan cada día en la universidades para dar a conocer a Jesús entre los jóvenes.


Si tuviera que decir algo a los universitarios les hablaría solo de mi única experiencia: la vida es mucho más apasionante con Jesús al lado, de verdad merece la pena.


Gracias!

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